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Berisso ofrece al turista una porción escondida del Delta del Paraná, mientras que Navarro abre sus tranqueras al andar pausado del campo.

En una provincia que suele pensarse en clave de llanura, hay rincones que sorprenden por contraste. Berisso se abre paso entre juncales y canales como una porción escondida del Delta del Paraná, mientras que Navarro abre sus tranqueras al andar pausado del campo entre estancias, picnics campestres y cautivantes atardeceres.

Separadas por kilómetros y paisajes, ambas localidades invitan a lo mismo: frenar, mirar alrededor y dejarse envolver por la naturaleza y las costumbres que habitan fuera del ruido.

Donde el río, la historia y la tierra se entrelazan
A simple vista, Berisso parece una ciudad discreta. Pero basta dejarse llevar por sus aguas calmas o caminar entre sus calles con nombre propio, como la icónica Nueva York -un verdadero museo a cielo abierto y corazón de su historia inmigrante-, para descubrir un destino que vibra con identidad y paisajes.

Berisso es río y es tierra. Remar en kayak entre canales del delta, navegar en velero bajo las estrellas o aventurarse con una caña de pescar junto a los chicos de @pesca.halcon en busca de pejerreyes y dorados, son algunas de las propuestas del destino.

“Ofrecemos todo lo que se necesita para un día de pesca, arrancamos con el desayuno hasta llegar a la zona de pique donde proporcionamos todo lo necesario para la actividad: carnada, caña, línea, equipamiento completo. Sólo tienen que traer las ganas de pasar un lindo momento”, contó Miguel Puebla, propietario de Pesca Halcón.

¿También es campo? ¡Sí! Quintas como Isabella conservan la esencia de lo rural en una pequeña porción de tierra rodeada de espejos de agua que ofrecen pasar tardes isleñas, con paseos por el río Santiago y tentadoras meriendas.

Los viñedos locales también sorprenden. Vinos artesanales y relatos de bodegas pequeñas pero apasionadas que abren sus puertas para quienes buscan descubrir un nuevo sabor.

La Isla Paulino invita al descanso entre senderos y picnics frente al agua. Los Talas, el avistaje de aves que pintan el cielo y el SUP, más conocido como stand up paddle al amanecer. Las travesías en bici, el turismo astronómico, todo sucede cerca, como si el tiempo en Berisso no apurara nada.

Y cuando llegan las ganas de comer bien rico, la historia aparece otra vez porque este destino es Capital Provincial del Inmigrante y lo celebra con sabores del mundo que se sirven en cada plato. Varenikes, empanadas árabes, strudels y chorizos a la pomarola son parte de este viaje sin pasaporte.

“Lanchas colectivas, veleros o yates son las tres embarcaciones que tenemos a disposición ya sea para salir de pesca, navegar por el río Santiago o disfrutar de aventuras como experiencia Isla Paulino, tarde isleña o delta nocturno y astroturismo”, contaron desde @camaradeturismoberisso.

Berisso no se resume, se siente. Y lo hace a través del río, la gente y sus muchas formas de contar la vida.

Entre la fe, la historia y el descanso
En el corazón de la llanura bonaerense, 125 kilómetros al suroeste de la ciudad de Buenos Aires, Navarro despliega su propuesta a paso calmo entre campo, espiritualidad y descanso familiar. Ahí el turismo respira en cada rincón, desde las calles de su cabecera hasta sus pueblos rurales como Las Marianas, Almeyra y Villa Moll.


Las huellas del pasado se combinan con la devoción los Caminos de la Fe de Mama Antula y el Sendero de la Virgen del Cerro proponen recorridos serenos entre naturaleza, oración y reflexión. La imponente parroquia San Lorenzo Mártir, con su Cristo jesuítico y su campana bicentenaria, un imperdible del patrimonio sacro.

Para las familias, el camping municipal ofrece juegos para las infancias, kayak, pesca y picnic, para pasar un día entretenido en las vacaciones de invierno. Los museos como el Paleontológico Pampa Fósil, el Parque Bicentenario, la réplica del Fortín y el biciturismo completan una experiencia pensada para todos los gustos.

“Si bien tanto Moll como Almeyra no cuentan con gran infraestructura, son grandes creadores de los platos campestres más ricos que esperan ser degustados por los turistas” agregaron desde el municipio.

 

Entre el vaivén del río y el silencio del campo, Berisso y Navarro revelan que la diversidad de la provincia es también su mayor belleza. Cada uno, a su manera, invita a desacelerar, a mirar más cerca, a encontrar en lo simple una forma nueva de viajar. Porque a veces, los paisajes más inesperados no están lejos: están donde empieza el asombro. (DIB)