El estrés, la angustia, la ingesta de alcohol y los excesos alimentarios inciden en el aumento alarmante de la mortalidad cardíaca en vísperas de Navidad y Año Nuevo, un fenómeno conocido como el “Efecto del Día Festivo”.
Sergio Baratta, jefe de Cardiología del Hospital Universitario Austral, explica las razones detrás de esta
tendencia y ofrece consejos para cuidar la salud cardiovascular en esta época tan movilizante del año.
¿Sabías que, durante las Fiestas, aumenta el riesgo cardíaco? En esta época del año, suele registrarse un aumento de la tasa de infarto y muerte, fenómeno conocido como el “Efecto del Día Festivo”. Al respecto, cuenta el doctor Sergio Baratta, jefe de Cardiología del Hospital Universitario Austral, que “una explicación posible es el aumento de la vulnerabilidad emocional y el estrés agudo, sumado a los excesos alimentarios, la ingesta de alcohol y las quemaduras por uso de pirotecnia de venta masiva”.
“Los sentimientos de soledad, angustia y tristeza -por frustraciones personales, por la ausencia de seres
queridos, etcétera- suelen ser prevalentes previo al evento cardiovascular. El estrés agudo genera una
activación súbita de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial y favorece el desarrollo de arritmias”,
detalla el especialista, asimismo director asociado del Departamento de Medicina Interna y profesor
adjunto de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral. Y añade que “una investigación realizada
en Suecia demostró un incremento de la tasa de infarto de un poco más de un tercio durante las Fiestas”.
A continuación, las sugerencias del doctor Sergio Baratta, jefe de Cardiología del Hospital Universitario
Austral, para cuidar el corazón en esta época del año:
● Respetar las horas de descanso.
● Mantener la práctica de ejercicio.
● Evitar fumar o intentar abandonar el tabaco.
● Planificar la ingesta de alimentos desde los días previos -y posteriores- a las Fiestas, para limitar
el balance positivo calórico.
● Pensar en un menú rico con diferentes opciones según las personas invitadas y tratar de
balancear las cantidades.
● Limitar el uso de sal (en la cocción de los alimentos y en la mesa) y la ingesta de pan.
● Moderar la ingesta de bebidas alcohólicas (no más de dos copas en el hombre y una en la mujer)
y de bebidas azucaradas. Beber más agua, especialmente en este contexto de temperaturas
elevadas.
● No suspender los medicamentos habituales y preguntar al médico por las interacciones con
bebidas alcohólicas, especialmente por fármacos sedantes, anticonvulsivantes, psicotrópicos.
● Tomarse un tiempo para meditar.
● Recordar el sentido profundo de las Fiestas: valorar el encuentro amigable con las personas
queridas y acercarse afectivamente y con palabras de empatía a quienes atraviesan un momento
de vulnerabilidad.
● Consultar precozmente ante la presencia de dolor de pecho de inicio súbito, falta de aire,
palpitaciones o pérdida de sensibilidad o movilidad, trastorno del habla o de la visión.
Por último, recuerda Baratta que “Paracelso sostenía que, más allá de su composición química, la dosis
hace al veneno. Los excesos explican muchos de los malestares y el aumento de las consultas médicas. El
bienestar y los cuidados de salud se basan en una vida balanceada”. Subraya el doctor que “las
sugerencias para evitar desajustes médicos son simples y con una mirada filosófica: es importante
disfrutar de las Fiestas en términos humanos y no alimentarios; es importante tener límites sanadores,
aprender a decir que no y evitar los excesos alimentarios. Más que nunca, hay que condimentar estos
encuentros festivos con una dosis óptima de templanza, empatía y misericordia, y mucho pero mucho
amor”.
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Lic. Ana María Scigliotti
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